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miércoles, 10 de marzo de 2010

Odiseas y grandezas en el Acto Central (2)

Llegó el momento esperado de la elección. Nos dispusimos a contar cada unolos votos de una candidata en particular (las favoritas según el público: San Rafael, Maipú y Rivadavia). Grande fue nuestra sorpresa cuando un inesperado departamento empezó a tomar ventaja del resto: Santa Rosa. Y efectivamente, fue consagrada ganadora Maria Flor Destéfanis. Nosotros estabamos asombrados, pero más interesante fue la reacción del público: un mar de silbidos poco respetuosos dieron a entender que Santa Rosa no era “su” reina. Se la coronó y todo, pero la gente no caía en si. Aplausos pedidos por un microfono. Y un largo lapso de fuegos artificiales (magnífico) para embellecer una fiesta que habia pecado de lejana por unos minutos.
A la salida seguimos, como Vendimia Joven, recogiendo los comentarios típicos que explicarían la presencia de Santa Rosa en el podio ganador de la elección: “esto es un afano”, “esta todo arreglado”, y otro sin fin de calmantes mentales para opacar el malestar de no ver a la candidata familiar como la ganadora. Si bien no era la favorita del público juvenil, coincidimos en que la reina era linda y que no nos incomodaba como actual representante de los mendocinos.

Terminó la fiesta, única forma de vuelta segura: un servicio de taxi/remis. Una cola de más de 50 personas pudo haber significado un obstáculo, pero pacientemente decidimos esperar. Muchos mendocinos pícaros, dirían por ahí, tomaron otra iniciativa totalmente alejada de la idea de hermandad, de apoyo y de patria que el Bicentenario quiso aportar: decidieron unilateralmente dividir la fila por la mitad y ponerse en la calle a parar los taxis, burlándose de la gente que había hecho cola desde hacia rato y de aquellos a quienes les correspondía el taxi que arribaría. Muchos gritos e indignación, pero sólo después de una hora de quejas la policía pudo poner orden. Una lástima que no hubiera ningún medio cubriendo, pero el problema no fue ese sino la mala organización de la entrada de los taxis y la indignante actitud de personas que sin esperar prefirieron abordar los coches a pesar de los gritos que se les proferían.

Pero como dice Tango Feroz, el amor es más fuerte. Y si tendría que responder si valió la pena esperar horas y horas para ser parte de esta fiesta, no dudo que volvería a hacerlo. El color del espectáculo, la magia de los fuegos y el calor de la gente, por más desorganización que haya esto no se puede borrar y hará que esta fiesta sea bien llamada la Fiesta de los Mendocinos.

Lean Manini

1 comentario:

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